¡Felices Fiestas!

Estamos en la recta final de 2008, un día después de haber conmemorado un año más del nacimiento del Niño Jesús. Este hecho, como muchos sabemos, marca el verdadero significado de la Navidad. Más que el tamalito, el pavo, el ponche, los molletes, el arbolito, los villancicos, los nacimientos o belenes, la figura rechoncha y simpática que representa Santa Claus o las doce campanadas (acompañadas por muchos de sus respectivas doce uvas) las fiestas de Navidad y Año Nuevo son acontecimientos que nos invitan a reflexionar sobre lo que hemos hecho, ya sea bueno o malo, y que procuremos enmendar nuestros errores, perdonar las ofensas, criticar menos y proponer más, resolver nuestras diferencias con el diálogo (utilizando la cabeza, no el hígado ni mucho menos los puños) y dejar por un lado la apatía y el pesimismo, sentimientos que han sido producto de tanta violencia e injusticia social que hay en nuestro pobre mundo, pero que con tenerlos simplemente no ganamos nada.

Ya pasó la Navidad, pero se viene la celebración de Año Nuevo, y en el marco de estas fiestas sería conveniente hacer un inventario de las situaciones de todo tipo que vivimos a lo largo del año que está agonizando. No nos sintamos mal si quedamos en números rojos, que eso nos sirva para mejorar como personas, tal vez ya hayamos escuchado hasta el cansancio que “el cambio empieza por nosotros mismos si pretendemos cambiar al mundo”, pero no por eso esta frase deja de tener vigencia.

Para finalizar, espero que hayan pasado una muy Feliz Navidad, que estas fiestas de fin de año las estén disfrutando al lado de sus seres queridos, y que prevalezca siempre la paz y la armonía en sus hogares.

Saludos.